La divulgación de la insólita localización de un barco en medio de un monte de Couso ha ayudado a resolver el misterio. Un joven de Gondomar llamó voluntariamente al presidente de la comunidad de montes de Couso, Xosé Antón Araúxo, para confesarse autor del abandono de la embarcación.
Según explicó el presidente de la comunidad de montes, Xosé Antón Araúxo, el joven, de unos veinticinco años de edad, le explicó que «quería tener un barco para salir a pescar, lo compró por Internet y, cuando ya lo había pagado, se encontró con que era más grande de lo que se suponía». «Me dijo que no tenía dónde guardarlo, así que lo dejó en el monte», indica Araúxo. El joven habría pagado 500 euros por la embarcación, que compró en Chapela.
Los comuneros aún no han decidido el destino final de la embarcación, aunque no faltan alternativas. Las más populares son la de guardarlo para los próximos carnavales, y así evitarse hacer carrozas, o utilizarlo en la hoguera de San Juan. No parece que el fuego sea su final porque además la embarcación está en buen estado, aunque el Miñor no es navegable. Hay quien lo ha bautizado ya con el nombre de Barco de Noé a falta de arca. También se baraja la posibilidad de sortearlo.