«Ay, es que me duele la tripa y no puedo ir mañana al colegio, mamá» o «Lo siento. Me encuentro indispuesto. Quizás lo mejor es que me quede en casa para recuperarme y no contagiar a mis compañeros». Estas son dos de las frases tipo de muchos para librarse de ir al trabajo o al colegio.
Pues bien, este ‘chanchullo’ se puede acabar si se implementa de forma común en los trabajos el proyecto en el que están trabajando dos universidades de Norteamérica. El proyecto tiene como objetivo detectar si nuestro dolor es verdadero o falso.
Mientras tanto, la versión beta ya está en marcha. Se pidió a un grupo de personas que distinguieran si las facciones de una persona eran reales o fingidas. En esa situación, hubo un acierto del 55% pero el ordenador, con el programa en mano, acertó con 85% de los casos.
Ese sistema se encarga de analizar las vías motoras del cerebro que controlan los movimientos de la cara. No sólo está previsto que sea utilizado en trabajo y escuelas- para obtener resultados en cuanto a conferencias- sino que también puede ser empleado para los campos de seguridad nacional, medicina y derecho.