Investigadores de la Universidad de Granada han demostrado que hay atributos en las personas que influyen «notablemente» en su capacidad de conducir y que las llamadas «matutinas» lo hacen de manera más estable durante todos los tramos horarios que las «vespertinas».
Concretamente, los sujetos vespertinos conducen mucho peor -muestran menos atención- cuando lo hacen a su «hora mala», por la mañana temprano, en comparación con cuando conducen a su hora óptima (en horario de tarde), ha informado este martes la Universidad de Granada.
En el experimento, se demostró que las personas matutinas condujeron de una manera más estable que las vespertinas, y lo hicieron relativamente bien tanto en horario de mañana como de tarde.
Los investigadores, pertenecientes al grupo de investigación «Neuroergonomía» del centro «Mente, Cerebro y Comportamiento» de la Universidad de Granada, analizaron los ritmos biológicos en una muestra formada por 29 estudiantes con cronotipos extremos, seleccionados de entre más de 500.
«En virtud de ellos, los científicos utilizamos un símil relacionado con las aves: solemos comparar con las alondras a las personas matutinas, y con los búhos a los vespertinos«, ha explicado Ángel Correa Torres, autor principal de este trabajo.
De esta manera, a los matutinos y a los vespertinos les hicieron conducir a las ocho de la mañana y a las 8 de la tarde y después compararon cómo condujeron ambos grupos a su respectiva «hora óptima» u «hora mala» del día.
A la luz de sus resultados, los investigadores advierten de la utilidad de que las empresas realicen este tipo de pruebas a sus trabajadores para averiguar si son matutinos o vespertinos y adaptar en función de esto los horarios de trabajo de sus trabajadores, como es el caso de los pilotos de avión, controladores aéreos o de centrales nucleares, los médicos que realizan operaciones quirúrgicas o los transportistas.
«Una misma hora del día puede ser buena o mala para realizar estas actividades en función del tipo de cronotipo que tengamos, aunque hay horas que son malas para todo el mundo, como la hora de la siesta o el intervalo de 3 a 5 de la madrugada«, ha advertido este experto.
Los investigadores han señalado que conducir cuando se llevan más de 18 horas sin dormir, hacerlo por ejemplo a las 2 de la mañana si nos hemos despertado a las 8, conlleva el mismo riesgo que conducir con el límite máximo de alcohol permitido en sangre, ya que los niveles de alerta descienden «considerablemente».