Nunca subestimes el poder de las palabras. Ellas son mucho más que sonidos. Las palabras que usamos y escuchamos moldean la mente para convertirse luego en pensamientos y acciones. Préstales atención, porque el significado y la intención que exista detrás de ellas marcará tu experiencia de vida. Sumérgete en palabras cargadas de rencor y en poco tiempo estarás con el resentimiento hasta el cuello. Elige palabras amorosas y verás que todo fluye de manera más armónica.
¿Exagerado? Un reciente estudio en la Universidad de Stanford encontró que las personas expuestas a palabras usadas con frecuencia en el budismo como “despertar”, “compasión” y “dharma” se mostraban más empáticas y conectadas con la gente. La razón tiene que ver con la forma como nuestra mente se deja influenciar a nivel subconsciente por las imágenes, palabras o ideas que percibe.
Esto es lo que en psicología se llama priming, o preparación, un proceso mental que aprovechan entre otros los publicistas, predicadores y políticos. El priming sería algo parecido a inducir o sugestionar un comportamiento, ya que la mente al ser expuesta a símbolos y estímulos específicos reacciona de manera predecible. Solo piensa en todo lo que se dice en una campaña publicitaria, un templo religioso o un acto político. Allí realmente cada palabra cuenta. “Un día, Thomas Alva Edison llegó a casa y le dio a su madre una nota, diciéndole: «Mi maestro me dio esta nota y me dijo que se la diera sólo a mi madre.» Los ojos de la madre se llenaron de lágrimas, mientras leía en voz alta la carta del maestro: «Su hijo es un genio, esta escuela es muy pequeña para él y no tenemos buenos maestros para enseñarle, por favor enséñele usted».
Muchos años después la madre de Edison falleció y él se convirtió en uno de los más grandes inventores del siglo. Un día, estaba rebuscando entre los recuerdos de la familia cuando, repentinamente, vio un papel doblado en el marco de un dibujo, en el escritorio. Lo cogió y lo abrió. En el papel estaba escrito: «Su hijo está mentalmente enfermo y no podemos permitirle que venga más a la escuela.»
Edison lloró durante horas, y después escribió en su diario: «Thomas Alva Edison fue un niño mentalmente enfermo, pero gracias una madre heroica se convirtió en el genio de un siglo.»
Las palabras son poderosas e importantes. Las palabras crean realidades y cambian mundos. Seamos, pues, cuidadosos con las palabras. Con las que decimos a los otros y con las que nos decimos a nosotros mismos.