El cantante estadounidense Justin Timberlake cerró hoy ante más de 70.000 espectadores la sexta edición del Rock in Rio Lisboa con un espectáculo coreográfico de pop bailable y mucha osadía escénica.
El concierto señaló un final de fiesta por todo lo alto tras una intensa semana en el Parque Bela Vista, que se inauguró con Robbie Williams, siguió con los míticos Rolling Stones y alternó el rock duro de Linkin Park con el indie orquestal de Arcade Fire.
Timberlake apareció vestido de traje negro, zapatillas blancas deportivas y su clásico bombín con clavel rojo enganchado y empezó por rendir tributo a Michael Jackson con canciones como «Shake your body».
Se movió con clase, acompañado de una decena de bailarines y músicos, animó a los asistentes con aplausos, les dejó cantar y emocionó con un registro variado de baladas, soul, funky, blues y ante todo mucho pop.
Muchos de los espectadores eran adolescentes que hicieron colas a primeras horas de la tarde y se entregaron hasta la madrugada con gritos y lágrimas al cantante en su primera actuación en Portugal.
Timberlake desglosó los éxitos de su tercer álbum de estudio «The 20/20 Experience» como «Suit & Tie», el primer sencillo que lanzó en enero de 2013 junto al rapper Jay-Z, y recordó sus inicios en solitario con «Justified» (2002) y «Future Sex/Love Sounds» (2006).
A sus 33 años, el artista de Memphis ha vuelto a los escenarios tras siete de ausencia ocupado de encarrilar una exitosa carrera cinematográfica que le ha llevado a trabajar con David Fincher y Clint Eastwood.
Su paso por el Rock in Rio llega después de una sorprendente vuelta al estudio de grabación que le ha valido una buena acogida del público, además de tres premios Grammy en la última edición.