Hace unos días muchos de los que habían decidido vestir el tricornio (de pega) en los próximos carnavales se encontraban de bruces con numerosas noticias que aconsejaban guardar bajo llave cualquier objeto que recordara a las fuerzas de la guardia civil.
Una «mala interpretación» del texto publicado en el Boletín Oficial del Estado (BOE) del pasado 22 de enero, llevaba a los ciudadanos a criticar una decisión que supuestamente prohibía el uso público del uniforme por personas ajenas al cuerpo, aunque el mismo fuera completamente falso.
«La orden ministerial solo recoge la uniformidad oficial. Si uno acude a una tienda de disfraces y se compra una prenda falsa para vestirse en Carnavales, no pasa nada, no está prohibido», explican los responsables de prensa de la Guardia Civil.
Así rezaba el texto que tantas dudas ha suscitado: «El uniforme de los miembros del Cuerpo de la Guardia Civil o de cualquiera de sus prendas singulares o significadas será de utilización exclusiva y única por los integrantes del mismo y por el personal retirado, en las situaciones y condiciones aquí reguladas; quedando prohibido su uso público en las demás circunstancias así como por personas ajenas al Instituto armado, salvo que, expresamente se autorice, previa solicitud, por razones de interés profesional, social o cultural».
